
22 Jul
Los minerales en la transición energética
¿Te has preguntado en alguna ocasión qué papel juegan los minerales en la transición energética? A finales de junio de 2020, la Confederación Nacional de Empresarios de la Minería y de la Metalurgia (Confedem) celebró, en coordinación con la Escuela E.T. S. I. de Minas y Energía de Madrid, el webinar Materias primas minerales necesarias para la transición energética. Te contamos todo lo destacable.
A lo largo de tres mesas redondas se abordaron numerosos temas de actualidad para el sector minero, haciendo especial hincapié en la necesidad de una adaptación a los nuevos tiempos y virar el rumbo hacia una industria más limpia y sustentable. El evento contó con más de un centenar de registrados.
El camino hacia una energía baja en carbono en Europa
Las materias primas minerales se han incrementado considerablemente en los últimos años. ¿El motivo? Javier Targhetta, CEO de Atlantic Copper, vicepresidente de Freeport Mcmoran y presidente de Primigea, se basa en tres puntos clave. En primer lugar, por el crecimiento económico a nivel mundial. En segundo, porque cada vez hay menos gente por debajo del umbral de la pobreza, lo que se traduce en mayor poder adquisitivo. Finalmente, por la necesidad de tener un planeta más sostenible, algo en lo que los minerales representan un factor fundamental.
También es importante tener en cuenta el crecimiento demográfico y el peso que asumen las energías renovables en el mix energético. Todas estas tendencias impactan directamente en la demanda de minerales y, por ejemplo, en el caso del cobre, solo la urbanización, la electrificación doméstica, la transición energética y los vehículos eléctricos podrían suponer un uso potencial acumulado de cobre de 105 millones de toneladas en el año 2040.
Además de todo esto, hay que valorar el incremento de los metales reciclados, sobre todo en Europa. Para que nos hagamos una idea, las tasas de reciclaje en materiales como el acero, el aluminio o el cobre están muy por encima del resto del mundo (por ejemplo, en el acero en Europa hay una tasa de reciclaje del cincuenta y seis por ciento frente al treinta y cinco por ciento del resto del mundo).
Los metales reciclados reducen significativamente el impacto del dióxido de carbono frente a los metales primarios. Un cincuenta y ocho por ciento en el caso del acero, noventa y dos por ciento en el aluminio y sesenta y cinco por ciento en el cobre.
La apuesta por la eficiencia energética y por fuentes renovables por parte de la industria también nos enseña el camino a seguir para la obtención de una energía baja en carbono. En Europa, por ejemplo, el porcentaje de energía eléctrica obtenida por fuentes renovables ya alcanza el treinta por ciento, frente al veintiséis por ciento de China, el diecisiete por ciento de EE UU y el catorce por ciento de Japón.
«Se hace necesario un cambio en el modelo energético. El actual no es sostenible. La UE ha impuesto objetivos muy ambiciosos en materia de reducción de emisiones, uso de renovables y eficiencia energética a 2020 y 2030»
Cambio en el modelo energético
Ante todo esto se hace necesario un cambio en el modelo energético. El actual no es sostenible, en palabras de Yolanda Fernández Montes, directora de Medio Ambiente, Sostenibilidad, Innovación y Calidad en EDP-HC. La UE ha impuesto objetivos muy ambiciosos en materia de reducción de emisiones, uso de renovables y eficiencia energética a 2020 y 2030 con el fin de alcanzar la descarbonización en 2050.
La idea es llegar en 2030 a una reducción de emisiones del 40 por ciento respecto a 1990, a un empleo de renovables del 32 por ciento y a una mejora de la eficiencia energética del 32,2 por ciento. Todo ello con una política de Energía y Clima basada en los conceptos de Competitividad, Seguridad de suministro y Sostenibilidad.
Si la transición energética se basa en renovables, será fundamental el uso de opciones tecnológicas como el uso de sistemas de almacenamiento (bombeo, baterías…), tecnologías de gestión de la demanda para ajustarla a la generación, e interconexiones que permitan diluir la variabilidad y aumentar la competencia de los mercados regionales. Es ahí donde entran en juego las materias minerales.
A pesar de lograr una mayor eficiencia en los recursos y de apostar por una Economía Circular, el mundo necesitará más materias primas por el crecimiento y envejecimiento de la población mundial, por la aspiración a tener mejores niveles de vida y por los mayores requisitos medioambientales y de protección del clima. Así lo explica Corina Hebstreit, directora general de Euromines.
Los metales son materiales críticos a la hora de desarrollar, por ejemplo, las nuevas infraestructuras eléctricas, sistemas de almacenamiento de energía, plantas de energías renovables, vehículos eléctricos, tanto de uso particular como comercial, nuevas infraestructuras de transporte y edificios sostenibles.
Así, por ejemplo, un panel de placa fotovoltaica emplea una cominación de 22 metales no férricos, silicio, elementos químicos y vidrio. El 90 por ciento de una turbina eólica está formada por componentes metálicos y cada turbina emplea más de 14 metales no férricos. En el caso de las baterías, son fundamentales metales como el níquel, el cobalto o el grafito. Y en el vehículo eléctrico y en sus infraestructuras de recarga, los minerales siguen siendo vitales (para fabricar un coche eléctrico se necesitan hoy 7,4 kg de litio, 36 kg de níquel y 12 kg de cobalto).
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