
29 Jul
El hidrógeno como combustible, ¿cuánto sabes?
Vas a la gasolinera y pides que te llenen el depósito de gasolina o gasóleo. ¿Cuántas veces has podido repetir esta operación? Quizá no te quede demasiado tiempo leyendo estos nombres, porque las tendencias derivan hacia otro tipo de combustibles sostenibles como la electricidad o el hidrógeno. ¿Sabías que el hidrógeno es una de las principales alternativas verdes a los combustibles fósiles? Te contamos todo lo que necesitas saber sobre este elemento.
«Está naciendo un nuevo sistema energético que tiene el potencial de remodelar radicalmente la civilización. El hidrógeno es el elemento más básico y ubicuo del universo. Es el material de las estrellas y de nuestro Sol, y cuando se aproveche adecuadamente será el combustible eterno». Son palabras del sociólogo estadounidense Jeremy Rifkin en su libro La economía del hidrógeno.
Se escribió hace dos décadas y lo cierto es que por el momento no se ha hecho realidad. No obstante, Europa quiere soñar con ese combustible infinito, que no produzca emisiones y cuyo residuo sea solo el vapor de agua. ¿Será posible? Puede almacenarse en estado gaseoso o líquido y distribuirse a través de gasoductos, pudiendo ser un sustituto del gas natural, y no emite gases de efecto invernadero en su combustión.
¿Qué es el hidrógeno?
Vayamos por partes. ¿Qué es el hidrógeno? Es uno de los elementos más comunes de la naturaleza y el primero de la tabla periódica. Se puede encontrar en el setenta y cinco por ciento de la materia del universo y normalmente como gas. Es limpio y seguro además de insípido, incoloro e inodoro. Sin embargo, el hidrógeno no es una fuente de energía primaria, como puede ser el petróleo. Este gas debe ser producido para que se convierta en combustible.
Estamos ante un posible aliado de la movilidad sostenible de los coches del planeta, pero también de otro tipo de transportes como los camiones, todo tipo de vehículos de carga, trenes, barcos, etcétera. Además, ¿sabías que es uno de los combustibles principales de los cohetes que lanza la NASA?
También se puede utilizar para producir electricidad. ¿Cómo es posible? Bien, digamos que este compuesto necesita una pila de combustible en la que se junta el propio hidrógeno del depósito con el oxígeno del aire, produciendo agua y electricidad, que puede ser usada en multitud de sectores.
¿Cómo conseguir hidrógeno?
El principal problema de este material es que conseguirlo es francamente complejo. Lo más normal sería separarlo del agua, ya que es una sustancia que está presente de forma masiva en la Tierra, pero para ello se debe someter a un proceso llamado electrólisis. Este consiste en la descomposición de las moléculas de agua para obtener hidrógeno, un proceso costoso para el que se necesita mucha energía eléctrica –que en la mayoría de los casos no procede de fuentes renovables– para alimentar los electrolizadores.
Todo esto ha hecho que tengamos diferentes tipos de hidrógeno en función de su sostenibilidad. Veamos. Tenemos el gris, que es el más utilizado en la actualidad. Se usa en la industria química e incluso en grandes refinerías de petróleo. Es, sin duda, el que menos respeta el medioambiente, porque para su generación requiere de combustibles fósiles.
«El hidrógeno limpio podría cubrir el veinticuatro por ciento de la demanda mundial de energía de aquí a 2050, con unas ventas anuales de seiscientos treinta mil millones euros»
Por otro lado está el hidrógeno azul, también conocido como bajo en carbono. Este también requiere de esos combustibles fósiles, aunque emite menos carbono al ser retirado con un método de captura y almacenamiento. Finalmente está el verde, que se produce al cien por cien a partir de energías renovables, pero es el menos común en el mercado.
Según se explica en un reportaje de El País, el noventa y cinco por ciento de los ciento veinte millones de toneladas de hidrógeno que se producen ahora mismo en el planeta se generan a partir de combustibles fósiles. Este hidrógeno produce entre nueve y once toneladas de dióxido de carbono por cada kilo obtenido –entre setenta y cien millones de toneladas de dióxido de carbono solo en la Unión Europea–. Fundamentalmente se utiliza en el refino de petróleo y en la fabricación de fertilizantes a base de amoniaco.
Sabemos que la Unión Europea quiere ser neutra en emisiones en 2050 y por ello los países miembros han incentivado la producción de hidrógeno azul y verde, sobre todo este último. Se puede comprimir y transportar, además de licuar y almacenar durante semanas o incluso meses.
El problema lo analiza The Economist, que explica que el hidrógeno sigue siendo electricidad y muy cara. El verde se produce a precios que pueden alcanzar los 7,30 euros el kilo y normalmente no bajan de cuatro euros. Es decir, no es competitivo. Tiene lógica, al no ser un combustible primario, ya que se produce a partir de otro elemento, con abrumadoras pérdidas de energía durante el proceso, y su transporte es muy costoso.
El futuro del hidrógeno en Europa
Pongamos algo de luz al tema. La industria ha diseñado a nivel global más de doscientos grandes proyectos, la mayoría en Europa, y todos los gobiernos del mundo han comprometido cincuenta y siete mil millones de euros en fondos públicos para estimular sus industrias en el año de la pandemia.
Las inversiones acumuladas en hidrógeno renovable en Europa podrían alcanzar entre ciento ochenta mil y cuatrocientos setenta mil millones hasta 2050, con un millón de personas empleadas directa o indirectamente en el sector. El hidrógeno limpio podría cubrir el veinticuatro por ciento de la demanda mundial de energía de aquí a 2050, con unas ventas anuales de seiscientos treinta mil millones euros.
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