
21 Feb
El futuro de los minerales estratégicos
Cobalto, litio, grafito, aluminio, níquel o incluso las populares tierras raras. Te suenan, ¿verdad? Son minerales estratégicos para un futuro en el que se pretenden instaurar las energías renovables. Indudables protagonistas de la transición energética que está por llegar. Fundamentales para una economía baja en carbono y para que se cumplan los Objetivos de Desarrollo Sostenible de los que tanto hablamos en AYMA. Sin embargo, ¿qué problemas están asociados a estos minerales?
Tras leer en esglobal.org el artículo de Ana Mangas titulado Minerales estratégicos (y sus dilemas) en un mundo de renovables decidimos tomarlo como base para este artículo. Nos ha parecido interesante para poner el enfoque en un sitio diferente, no solo en las virtudes que tienen estos minerales.
El uso de los minerales estratégicos y su origen
Lo primero que nos interesa es preguntarnos para qué sirven estos minerales, cuál es su origen y qué podemos esperar de su demanda. Bien, en los casos del litio, el grafito y el cobalto, su uso está vinculado con las tecnologías que se orientan al almacenamiento energético. Estos tres minerales también podemos entenderlos como críticos dada la potencialidad de su demanda, que también es incierta. Como curiosidad, ¿sabías que para fabricar un coche eléctrico se necesitan hoy 7,4 kg de litio, 36 kg de níquel y 12 kg de cobalto?
Si nos centramos en el cobre, el aluminio y el níquel vemos que son necesarios para multitud de energías renovables como la solar, geotermal, eólica e hidroeléctrica. Su demanda también parece que va a crecer, pero según un reciente informe del Banco Mundial será de forma menos fluctuante y más segura.
«¿Cómo garantizamos la sostenibilidad de los ecosistemas y las poblaciones humanas alrededor de las extracciones mineras, a veces localizadas en Estados frágiles? ¿Son la sustitución de materiales, el reciclaje y la minería inteligente los grandes aliados para abordar estos desafíos?»
Finalmente, hablamos de las conocidas como tierras raras, relevantes en el sector de las energías renovables y en la economía digital. Es habitual leer cosas sobre estos elementos, normalmente relacionadas con el dominio de China, mayor productor mundial y con más de un tercio de las reservas conocidas.
Como se puede ver en el citado informe del Banco Mundial, la demanda de estos minerales estratégicos está en alza y se estima que se incremente en un quinientos por ciento para el año 2050 en el caso del litio, grafito y cobalto, en un tercio para 2040 la de cobre y aluminio y la de tierras raras como neodimio y disprosio –usadas para las turbinas eólicas– entre once y catorce veces en 2050 si lo comparamos con 2018.
Es en esta situación cuando empiezan a surgir ciertas dudas. En el artículo de Ana Mangas se plantean cuestiones como las siguientes. ¿Podríamos asistir a una competición geopolítica por unos materiales estratégicos limitados? ¿Cómo garantizamos la sostenibilidad de los ecosistemas y las poblaciones humanas alrededor de las extracciones mineras, a veces localizadas en Estados frágiles? ¿Son la sustitución de materiales, el reciclaje y la minería inteligente los grandes aliados para abordar estos desafíos?
Minerales estratégicos, ¿guerra geopolítica?
Y nos gustaría dar respuesta a todas estas preguntas. Vayamos por partes y empecemos tratando la primera cuestión. La era de los combustibles fósiles que vivimos está plagada de casos de tensiones y conflictos geopolíticos que hace que nos entren dudas sobre lo que puede ocurrir con estos minerales estratégicos. Sin embargo, una de las principales ideas de apostar por las energías renovables es la de buscar un mundo más pacífico.
Es evidente que las renovables son más complicadas de manipular y controlar al ser menos densas que las fósiles y al estar geográficamente distribuidas de un modo más equitativo. Parece que tienen menos problemas. Lo malo es cuando introducimos la variante de esos metales estratégicos limitados cuyas reservas a veces se encuentran concentradas en determinados países. Si bien las tensiones cambiarán, da la impresión de que este modelo no estará exento de conflictos.
«No se prevé un déficit en todos estos materiales. Sí se espera un grado de dependencia muy elevado del exterior, una indefensión ante las alzas de precios y, por tanto, una inseguridad en el suministro que puede ser fatal para la industria europea», explica Roberto Martínez Orio, jefe del Área de Recursos Minerales del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), en declaraciones recogidas por esglobal.
Pese a este posible escenario de escasez y competición, hay expertos que abogan por llamar a la calma y confiar en la capacidad innovadora de sustituir materiales. Lo cierto es que la evolución tecnológica puede transformar la demanda de estos elementos logrando mayor efectividad, abaratamiento y la opción de sustituir unos recursos por otros.
«La minería inteligente se centra en la búsqueda de datos geológicos sólidos, con un buen gobierno y gestión ambiental. Para ello es necesaria la inversión tecnológica con la idea de reducir la huella de carbono en la minería, la planificación a nivel paisaje y resiliencia y adaptación climáticas»
Sostenibilidad y extracciones en estados frágiles
Un estudio de 2020 que cruza datos de las localizaciones de dieciocho materiales estratégicos con indicadores de fragilidad y corrupción muestra que existen significativas reservas de ellos en América Latina, África Subsahariana, Sureste asiático y Australia. La realidad es que excepto la última, el resto de regiones tienen altos niveles de fragilidad y corrupción. Es decir, son vulnerables al conflicto.
Todo esto abre un fuerte debate, ya que debemos alcanzar el ODS7 (Energía asequible y no contaminante) y el ODS13 (Acción por el clima), sin obviar el ODS16 (Paz, justicia e instituciones sólidas).
¿Qué debemos hacer? Parece que lo más apropiado es apoyar una explotación lo más transparente posible, que cuente con una fuerte regulación, además de tener unos gobiernos y actores privados que se comprometan con las prácticas responsables y seguras, y una sociedad civil alerta ante la corrupción y el abuso.
Minería inteligente, un fuerte aliado
Es habitual hablar de la minería inteligente como un fuerte aliado de los cambios que están por llegar. Unas líneas de acción que se centran en la búsqueda de datos geológicos sólidos, con un buen gobierno y gestión ambiental. Para ello es necesario la inversión tecnológica con la idea de reducir la huella de carbono en la minería, la planificación a nivel paisaje y resiliencia y adaptación climáticas, según el Banco Mundial.
Hablamos de maquinaria por control remoto, empleo de drones en la toma de topografías o el uso de Internet de las cosas en áreas diversas como la ubicación inteligente de perforadoras o el empleo de sensores en las plantas de tratamiento.
«Los esfuerzos colectivos van a ser imprescindibles si queremos lograr una cadena de suministro de metales estable y justa, sin dejar de lado la lucha contra el cambio climático, sin dejar atrás a los ecosistemas y personas», cita Ana Mangas para cerrar su reportaje en esglobal. Y desde AYMA no podemos estar más de acuerdo.
¿Qué te ha parecido el artículo? Es una mirada distinta hacia esos minerales de los que todo el mundo habla centrándose en su demanda, sostenibilidad y posibles conflictos.
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