
30 Jul
Biodiversidad, nueva oportunidad de la minería
No es raro encontrarnos con diversos colectivos, plataformas, movimientos sociales, etc. que presenten a la minería como el enemigo número 1 de la diversidad biológica y su conservación. De hecho, ya hemos hablado de algunos de ellos en este mismo portal. Y en cierto modo, a lo kamikaze, podemos hasta entenderlo.
La minería tradicional ha llevado acciones nocivas para el entorno. Eran otros tiempos. Y en la actualidad aún se soporta alguna que otra polémica con las minas a cielo abierto. Todo ello hace que todavía se enciendan las alarmas cuando un proyecto minero aterriza en una región.
Las compañías mineras, aunque usen máquinas que bien podrían venir de otro planeta, están formadas por habitantes de La Tierra. Les importan sus ecosistemas, trabajan en la optimización de las explotaciones y, por supuesto, ponen el acento en la biodiversidad de las zonas que se trabajan.
Para tener una idea más clara de esos cuidados, definamos biodiversidad: «La variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte: comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas». Eso es, el respeto al medioambiente no se queda en lo que comprende el espacio entre la superficie y la atmósfera. Las consecuencias de las excavaciones en todas las relaciones vitales que se dan en el subsuelo también tienen que ser consideradas a la hora de llevar a cabo un proyecto de explotación respetuoso con el entorno. La biodiversidad incluye todos los organismos vivos y su diversidad genética, así como todos los procesos que resultan de esta.
En AYMA lo sabemos y lo tenemos presente a la hora de asesorar a las mineras que contratan nuestros servicios.
En el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo que se celebró en Río de Janeiro en 1992, más de un centenar de países suscribieron el convenio sobre la diversidad biológica. La idea del convenio fue intentar poner cierta claridad en definiciones tales como material genético, recursos genéticos y recursos biológicos, e incluir otros términos como “ecosistemas artificiales”, es decir, las comunidades nativas de las zonas y sus componentes y productos derivados. El fin, una delimitación y ordenanza en detalle de lo que es el respeto a las diferentes áreas del planeta y lo que supone una violación de las mismas.
Un acuerdo de este tipo se hace especialmente necesario en un contexto de desarrollo de nuevas regiones. Nuestro planeta tiene un límite y debemos ser muy conscientes de ello. De hecho, muchos de estos países en desarrollo han implementado reformas reglamentarias y fiscales para el sector minero, orientadas a fomentar la inversión de capitales extranjeros.
Esto no solo abre una puerta a nuevas formas de economía para los países. También es una oportunidad única para demostrar que las extracciones mineras pueden llevarse a cabo dentro de los límites del respeto al medio ambiente. La participación de AYMA en la plataforma TORO Mining Consultants para llevar asesoramiento minero a las explotaciones en Latinamerica es nuestra prueba de fuego particular.
Es nuestro momento para demostrar que la minería actual tiene un compromiso con la conservación de la biodiversidad del planeta.