
30 Jul
Biocombustibles, todo lo que necesitas saber
¿Sabías que los biocombustibles existían mucho antes que los automóviles? Sin embargo, el imperio de la gasolina y el gasóleo los ha mantenido al margen. Ahora, con la llamada de socorro para tener un mundo más sostenible y limpio ha arrancado el auge de los combustibles alternativos y en eso, los biocombustibles tienen mucho que decir.
En la actualidad, casi una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo llega a través de los viajes por carretera, los vuelos y el transporte marítimo. Transportes que requieren en gran medida de los combustibles fósiles. La idea es utilizar otros elementos y fabricar combustibles a partir de materia vegetal u otras materias primas renovables, así como residuos forestales y agrícolas o CO2 capturado.
¿Es esto posible? El concepto de utilizar las tierras de cultivo para producir combustible en lugar de alimentos conlleva sus propios retos, y las soluciones que se basan en residuos u otras materias primas aún no han podido competir en precio y escala con los combustibles convencionales. La producción mundial de biocombustibles debe triplicarse de aquí a 2030 para cumplir los objetivos de crecimiento sostenible de la Agencia Internacional de la Energía.
Para fabricar el biocombustible podemos tener varias opciones. Generalmente se usan reacciones químicas, fermentación y calor para descomponer los almidones, azúcares y otras moléculas de las plantas. Con los productos resultantes se hace un refinado que sirve para llegar a ese combustible necesario para los vehículos.
Por ejemplo, en Estados Unidos la gasolina suele contener uno de los biocombustibles más populares, el etanol. Este se fabrica gracias a la fermentación de los azúcares de plantas como el maíz o la caña de azúcar. El etanol contiene oxígeno que ayuda al motor del coche a quemar el combustible de forma más eficiente, reduciendo la contaminación del aire. Eso sí, el combustible estadounidense suele contener un noventa por ciento de gasolina y un diez por ciento de etanol, obtenido del maíz. En Brasil, segundo productor de este biocombustible –aunque hecho con caña de azúcar–, el etanol supone un veintisiete por ciento del combustible.
Por otro lado, si buscamos alternativas al gasóleo tenemos tanto el biodiésel como el diésel renovable. El primero viene derivado de grasas como el aceite vegetal, la grasa animal o la grasa de cocina reciclada; el aceite que usar para tus recetas, por ejemplo. Este se mezcla con el diésel de petróleo reduciendo su contaminación. Hasta un veinte por ciento de biodiésel puede entrar en las mezclas de combustibles, aunque las bajas temperaturas suelen ser problemáticas con este producto, sobre todo en vehículos antiguos. El diésel renovable no tiene que mezclarse y es un combustible sustituto. Igualmente es un producto químico derivado de grasas o residuos vegetales.
«Ahora, con la llamada de socorro para tener un mundo más sostenible y limpio ha arrancado el auge de los combustibles alternativos y en eso, los biocombustibles tienen mucho que decir»
El transporte marítimo y la aviación usan también otro tipo de combustibles de origen vegetal. Como dato, más de ciento cincuenta mil vuelos han usado biocombustible. Pero siendo realistas, la cantidad de biocombustible de aviación producida en 2018 representó menos del 0,1 por ciento del consumo total. Es lógico pensar que la adopción del biocombustible está a niveles muy inferiores a los objetivos para 2030 fijados por la Agencia Internacional de la Energía.
En España, este sentido, Iberia ya ha operado su primer vuelo utilizando biocombustible. La versión utilizada –A330-200 MTOW 242 TN– tiene una capacidad máxima de despegue de doscientas cuarenta y dos toneladas, y consume un quince por ciento menos de combustible que la flota a la que sustituyen.
La idea es que en un futuro Iberia y Repsol –pionera en la fabricación de combustibles sostenibles de aviación– puedan operar vuelos con una mezcla de biocombustibles que llegue hasta el cincuenta por ciento. Un producto que está previsto que se elabore en la primera planta de biocombustibles avanzados de España, cuya puesta en marcha en Cartagena, Murcia, se estima en 2023.
Repsol está construyendo esta primera planta de fabricación de biocombustibles, con el objetivo de producir doscientas cincuenta mil toneladas anuales a partir de 2023, llegando a 1’3 millones de toneladas de productos a partir de materias renovables en 2025 y más de dos millones en 2030.
A partir de hidrógeno y materia prima reciclada, por ejemplo aceites de fritura, grasas, la fracción orgánica de los residuos urbanos, o biomasa de restos agrícolas o forestales, se podrán fabricar biocombustibles avanzados, como hidrobiodiésel, biojet, bionafta y biopropano.
Se trata de biocombustibles que pueden ser usados sin modificaciones en los motores actuales. Esto supondría un ahorro de emisiones de novecientas mil toneladas de CO2 al año. Para que te hagas una idea, es la cantidad similar que absorbería un bosque del tamaño de ciento ochenta mil campos de fútbol.
Finalmente, en el Puerto de Bilbao se está desarrollando un proyecto innovador a nivel mundial para producir combustibles sintéticos con cero emisiones netas. Para ello usará solo CO2 capturado en la refinería e hidrógeno producido con electricidad cien por cien renovable.
¿Qué te ha parecido el artículo? Los biocombustibles han llegado para quedarse y hacer mejor nuestra vida.
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Foto de David Thielen en Unsplash